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El
proceso de descentralización, como expresión del nuevo rol
de los órganos locales de poder, se ve acentuado por la expansión
de la democracia como régimen político, y la necesidad de
acercar gobierno y ciudadanos. En estas condiciones los territorios rurales,
especialmente los pobres y marginados de América Latina, se enfrentan
a nuevos desafíos, diversas oportunidades y a limitaciones para la
gestión territorial. Es por esto que la asociatividad entre los gobiernos locales se ha transformado en una de las innovaciones institucionales que se está generalizando en el continente. Estas agrupaciones, ofrecen una vía descentralizada de desarrollo, que busca acercar las circunscripciones político-administrativas a la geografía de los territorios y a la dinámica de su construcción social. |